Un blog para la crítica respetuosa, que deja lo políticamente correcto a un lado y que denuncia y pone el acento en oponerse a aquellas actitudes y opiniones que, a juicio de su autor, no respetan la dignidad y los valores humanos. Las personas siempre son dignas de todo respeto; las opiniones, no.

viernes, 10 de agosto de 2012

Lecciones, ni una...


El señor Garzón se resiste a pasar al olvido. Lo de este hombre ya no sé si es algún tipo de trastorno psicológico, pero su afán de protagonismo y, a veces, hasta su falta de respeto, son de nota.

Quizá sea un empezar muy fuerte Pido perdón por improperios y descalificaciones. Sinceramente. No quisiera ponerme a la altura de otros. Pero es que me saca de quicio el que una serie de personajes vengan dándonos “lecciones” cuando ni ellos ni su entorno cercano están limpios. El que no se haya dejado corromper nunca que tire la primera piedra. Y de paso, que presente su candidatura a los Oscars o a ser canonizado en vida, porque o es un santo de verdad, o miente como un bellaco.

Don Baltasar Garzón anda ahora diciendo por ahí que él es un exiliado del franquismo. No uno cualquiera, sino el último. Ahora comienzo a entender por qué tuvo que abrir una diligencia judicial para que le aseguraran que Franco había muerto.

Mire, señor Garzón, la mayor parte de los exiliados del franquismo tuvieron que salir de este país con el alma en un bolsillo y la nada en el otro. Y lo hicieron para salvar la vida, no para vivir de rentas. Eso ocurrió hace muchos años. Un poco de respeto, señor.

Porque exiliados son los que huyen de la guerra en los varios conflictos declarados o no que siembran este planeta de sangre a diario. Exiliados —a la otra vida— son los mártires de cualquier ideología o religión, que son asesinados por otros que odian la fe que profesan. Un poco de respeto, señor.

Y no nos venga dando lecciones. Como juez instructor era usted un desastre. Comparen las condenas de los grandes y mediáticos sumarios instruidos por Garzón y por los de otros jueces de la Audiencia Nacional. Y casi siempre por defectos formales o extralimitaciones legales como la que se demostró en su juicio y por la que fue condenado.

No nos dé lecciones. Nadie puede saltarse la ley. Y un juez, menos que nadie. Y no presuma tanto, porque de ser condenado por el caso de las “subvenciones” a cambio de favores del Santander se libró usted por prescripción, no por falta de pruebas. Simplemente, había pasado demasiado tiempo...

Disculpe, pero lecciones de usted, cero.