Un blog para la crítica respetuosa, que deja lo políticamente correcto a un lado y que denuncia y pone el acento en oponerse a aquellas actitudes y opiniones que, a juicio de su autor, no respetan la dignidad y los valores humanos. Las personas siempre son dignas de todo respeto; las opiniones, no.

viernes, 7 de diciembre de 2012

El fin del mundo


Apenas quedan unas semanas.

Según interpretan algunos a partir del estudio del calendario maya, éste tendrá lugar el próximo 21 de diciembre. Viernes y en vísperas de Navidad. O sea antes de fiestas... ¡Hay que tener narices!

Los hay que dicen que simplemente se pone el contador a cero y volvemos a contar. Vamos, que los mayas fueron incapaces de inventarse más “números” con los que seguir contando o que, simplemente, nunca pensaron que llegaríamos tan lejos. No se rían porque algo así les pasó a los primeros programadores que no previeron el cambio de siglo.

También los hay que aseguran —y esto ha calado en las conversaciones populares y mundanas, puedo dar fe— que la fecha significa un cambio, que a partir de ahí el mundo no acaba, pero sí será diferente a como lo conocemos. No me pregunten, porque no sé muy bien cómo será eso. Espero que no tengamos que andar boca abajo, porque esto del equilibrio no es lo mío.

Y si echamos un vistazo al mundo de la publicidad y el consumo, desde hace meses ya se nos viene advirtiendo y aconsejando: si llega el fin del mundo, que te pille de fiesta. Me viene a la cabeza un dicho en valenciano que me niego a reproducir, pero tampoco puedo resistirme a dejarlo caer. Les pongo solo las consonantes y ustedes rellenen el resto: f*ll**, f*ll**, q** *l m*n s’*c*b*. ¡Perdón por la zafiedad!

Miren, que el fin del mundo es una realidad que llegará a producirse algún día es algo más que un acto de fe. Así lo asegura la Biblia, pero también las probabilidades, nuestros conocimientos científicos en astrofísica, y hasta los profetas del calentamiento global. Que podamos fijar una fecha exacta —y tan cercana— es otro cantar.

Lo que me preocupa es que el Gobierno de los Estados Unidos haya tenido que salir en público a desmentir que el fin del mundo se vaya a producir en la fecha señalada. Me preocupa la arrogancia humana que esto significa. Me preocupa la necesidad y la confianza ciega que ponemos en aquéllos que no pueden ofrecer la seguridad completa. Me preocupa, simplemente, que hayamos olvidado y extirpado de nuestras vidas aquella coletilla que decía “si Dios quiere”...

Así que, hasta la semana que viene... ¡si Dios quiere!

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