Un blog para la crítica respetuosa, que deja lo políticamente correcto a un lado y que denuncia y pone el acento en oponerse a aquellas actitudes y opiniones que, a juicio de su autor, no respetan la dignidad y los valores humanos. Las personas siempre son dignas de todo respeto; las opiniones, no.

viernes, 17 de febrero de 2012

Iglesia e impuestos


Los hay que ya se frotan las manos, que piden la adopción de medidas similares en España. Basta con leer algunos titulares en la prensa, y los comentarios y sesgos ideológicos introducidos en el propio texto de la noticia.

La cosa es que el gobierno italiano ha decidido retirar la exención subjetiva del impuesto sobre los bienes inmuebles (IBI aquí, ICI, allí) a la Iglesia Católica, ante la crisis económica actual y la necesidad de financiación del Estado. Y enseguida, a este lado del mar, leyendo correctamente o no la noticia, han saltado los de siempre —conocidos y anónimos— solicitando medidas similares y, de paso, criticando a la Iglesia y sus supuestos privilegios y riquezas...

Dejaré de lado con rapidez señalarles a estos señores que un servidor, como muchos otros, somos Iglesia Católica (que es algo más que una estructura o institución) y que, como grupo, pagamos “religiosamente” nuestros impuestos, incluido el IBI.

Tampoco haré mucho hincapié en recordarles que la Iglesia en España se financia, además de por las aportaciones directas de los fieles, por la asignación tributaria que sólo los que cumplimentan declaración de la renta pueden realizar, destinando libremente una parte de su impuesto a la Iglesia Católica.

Por cierto, decirles que aunque el número de personas que han marcado su casilla en esas declaraciones va en aumento año tras año, los ingresos por este concepto han disminuido en este último ejercicio, lo que pone de manifiesto que la Iglesia no es cosa de ricos sino de todos, especialmente de aquéllos que sufren los efectos de la crisis. Y pese a eso, la Iglesia no sólo ha mantenido sino que ha cuadruplicado su ayuda a los desfavorecidos.

Pero volviendo a la noticia, déjenme señalarles algo que quizá no han leído bien en la prensa: la Iglesia Católica en Italia va a tener que pagar el IBI por aquellos inmuebles con uso comercial (algo que en España ya se venía haciendo), pero no por todos ellos. En nuestro país la exención siempre ha tenido dos condicionantes: la titularidad y el uso del inmueble.

¡No se emocionen! ¡No vayan pidiendo lo que ya tenemos! Salvo que sean ustedes tan obtusos y obcecados de calificar el culto religioso y el ejercicio de la caridad como actos comerciales, la mayor parte de los edificios de la Iglesia en este país seguirían exentos con la reforma fiscal italiana.

Y miren: ¡con toda la razón!

¿O acaso les parece justo que un edificio sindical esté exento, aún cuando celebre en sus salas cursos de formación financiados por la Unión Europea, y un local parroquial desde el que se distribuye comida y ropa a los más necesitados no? ¿Deben comenzar a pagar IBI todas las asociaciones y fundaciones sin ánimo de lucro y de acción caritativa por el uso de sus locales para estos fines?

Quizá sería más justo que pidieran una modificación legal para que este tipo de instituciones cuando compran comida y artículos de primera necesidad para distribuir entre los desprotegidos y abandonados por nuestras sociedades y gobiernos, pudieran recuperar el IVA, lo que les permitiría llegar a más personas. Y no sólo el IVA, quizá algún impuesto o tasa más. A fin de cuentas, es la sociedad y el gobierno quienes deberían garantizar que, al menos, nadie muriera de hambre o frío, ¿no les parece?

En lugar de eso, a ustedes les divierte hablar de privilegios que no son reales, y de riquezas que ni son ciertas ni fácilmente cuantificables. La principal riqueza de la Iglesia es el Espíritu Santo; la segunda, las personas. Lo de algunos es de psiquiatra, cuando no de juzgado de guardia. Y no lo tomen como un insulto: soy un firme defensor de la “locura” por amor al prójimo, y de ser encarcelado por causa de la justicia.

Si no fuera por una educación de inspiración cristiana, por la institución familiar y la Iglesia y otras entidades privadas que aportan su granito de arena, en un país con cinco millones de parados, y con un gran número de familias sin ningún tipo de sueldo en casa, hace tiempo que estaríamos matándonos por las calles. Al paso que vamos, no piensen que eso nunca va a ocurrir.

Y frente a esa realidad, los hay que persisten en sus intentos de acabar con todo lo que suene a cristiano o haga referencia explícita a ello; con diluir el sentido de familia y su propia estabilidad, identidad y supervivencia; y atacar a la Iglesia hasta su desaparición o, como mínimo su ocultación pública y encarcelamiento en la esfera de la conciencia privada.

No. No dejen que nadie les diga lo contrario sin responderle, sin crispación ni acritud, pero con voz fuerte y firme: la Iglesia paga sus impuestos, incluso donde quizá no debería hacerlo, y contribuye al bien de todos, si no más que el propio Estado, sí de forma más solidaria, democrática, rápida, sensible y cercana...

Aún con el polvo del camino, ¡uno se siente orgulloso de ser Iglesia!

No hay comentarios:

Publicar un comentario