Un blog para la crítica respetuosa, que deja lo políticamente correcto a un lado y que denuncia y pone el acento en oponerse a aquellas actitudes y opiniones que, a juicio de su autor, no respetan la dignidad y los valores humanos. Las personas siempre son dignas de todo respeto; las opiniones, no.

viernes, 3 de febrero de 2012

Justicia ¿tonta?


No es que quiera insultar, pero es que no encontraba otro calificativo. Podría haber probado con otros términos como “sinsentido”, incoherente, sorprendente, ilógica... Pero es que ninguno de ellos terminaba de reflejar la realidad. Si me proponen uno mejor lo modifico inmediatamente.

Leo en prensa que un juez francés —lo de menos es la nacionalidad porque me resultaría creíble algo similar en casi cualquier país— ha condenado a Google a indemnizar con 500.000 euros a una empresa de mapas y geolocalización francesa, e incluso a pagar una multa de 15.000 euros al Estado, por ofrecer sus servicios de mapas y geolocalización de forma gratuita.

Como lo oyen. Condenada por ofrecer gratis sus servicios de mapas a cualquier usuario de Internet. ¿El argumento? “El hecho de que Google Maps sea gratuito para las empresas rompe las reglas de la competencia”. ¡Toma ya! Si alguien ofrece más barato un servicio —la gratuidad es eso llevado al extremo— es competencia desleal.

Lo que en su día se consideraba competencia desleal era aprovecharse de una situación dominante para, vendiendo incluso por debajo de coste, arruinar a la competencia y, una vez en solitario, poder establecer el precio libremente (y se supone que abusivamente).

Esa es la razón de ser de las leyes sobre competencia que han llevado por todo el mundo a los tribunales a empresas como Microsoft, Apple o la propia Google. Esas leyes y, a veces, una interpretación ¿estúpida? de las mismas al no tener en cuenta, verdaderamente, el objeto que intentaban proteger.

Porque las reglas sobre competencia se establecieron pensando en los consumidores y no en las empresas. No se protege que exista una amplia oferta para que existan empresas (aunque esto signifique puestos de trabajo), sino para evitar que una sola —o unas pocas— puedan abusar de su posición en detrimento de los usuarios (fijando precios u obligando a contratar servicios, por ejemplo).

Si Google presta un servicio gratuito que puede competir en calidad con el de una empresa que pretende cobrar por el mismo, eso es algo que beneficia a los usuarios. Es inapelable. Porque además, hasta donde podemos intuir, Google no pretende desbancar a esta empresa para quedarse con el mercado y pasar a cobrar por el servicio. Quizá le podamos acusar de otras cosas (casi monopolio en la gestión de publicidad en Internet), y sospechar de otras (qué hace con nuestros datos e historiales), pero de esto, no.

Es más, ni siquiera la cartografía de Google es propia, sino suministrada por empresas especializadas como la demandante, con lo cual, este sector industrial no sólo no peligra, sino que tiene un excelente cliente. El riesgo existe para los que no saben diferenciarse y ofrecer valor añadido, mayor calidad, precisión o prolífico régimen de actualizaciones.

Lo dicho: no regale usted nada, porque igual le demandan... Ahora que lo pienso. Alguna productora de vídeo o estudio creativo podría demandarme por hacer y colgar vídeos gratis en www.buenobonitoygratis.com.

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