Un blog para la crítica respetuosa, que deja lo políticamente correcto a un lado y que denuncia y pone el acento en oponerse a aquellas actitudes y opiniones que, a juicio de su autor, no respetan la dignidad y los valores humanos. Las personas siempre son dignas de todo respeto; las opiniones, no.

viernes, 13 de mayo de 2011

Huir no es la solución


Será porque se ha metido tanto en su papel de pirata con su halo romántico de libertad —lo cual estaba bastante lejos de la realidad, por cierto— pero el actor Johnny Depp realizó recientemente unas declaraciones en las que manifestaba que le “gustaría salir corriendo y gritar a nuestro mundo obsesionado por la tecnología, los medios de comunicación invasores y los reality shows que hemos perdido el contacto con las cosas simples de la vida, y con ello, nuestra propia individualidad”.

No sólo eso, el capitán Jack Sparrow —perdón, Johnny Depp— es dueño de una isla caribeña donde encuentra un “lugar donde respirar con facilidad o, simplemente, sentarme y charlar sin que alguien me tire fotos”.


La verdad es que ignoro la esclavitud que la fama puede causar, aunque creo que puedo imaginarlo. Tampoco voy a negar que, en cierta medida, estoy de acuerdo con que vivimos en un mundo lleno de obsesiones —no sólo tecnológicas— que tienen más que ver con el afán de tener, de poseer y de obtener. Y por supuesto, me uno a su llamamiento a favor de la simplicidad y la sencillez.

Ahora bien, Sr. Depp, puede parecer muy fácil apelar a la sencillez cuando se dispone de un refugio físico donde aislarse del mundo exterior. Sin embargo, todos tenemos ese refugio, ese reducto de paz y libertad que nadie puede socavar. Está en nuestro interior.

Al final de todo, las cosas nos afectan porque les hemos dado poder para hacerlo. Y quien da, puede quitar.

Huir del mundo no es la solución, Sr. Depp. Además, es imposible. Por mucho que corramos, siempre nos alcanza. Desprenderse interiormente, buscar la paz en nuestro interior sí lo es. La solución, digo. Y cambiar nuestras relaciones con el mundo y al mismo mundo. Y transmitir paz y amor a los que nos rodean.

Todo eso puede ser un buen comienzo.

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