Un blog para la crítica respetuosa, que deja lo políticamente correcto a un lado y que denuncia y pone el acento en oponerse a aquellas actitudes y opiniones que, a juicio de su autor, no respetan la dignidad y los valores humanos. Las personas siempre son dignas de todo respeto; las opiniones, no.

viernes, 18 de noviembre de 2011

No quería, pero ...


No quería entrar en temas políticos en esta víspera del día de reflexión en España. No porque no sea importante. No porque el resultado de las votaciones vaya a dejar de afectarnos a todos. No porque no haya nada que decir al respecto. Ciertamente, habría mucho que decir...

No quería entrar porque hay pocas —o ninguna— opciones que puedan ser capaces de satisfacernos a todos. No quería entrar por cuestiones familiares. Familia extensa, a Dios gracias. No quería entrar porque, en el fondo, compadezco al que salga victorioso por lo que tendrá que hacer, y a todos nosotros por lo que tendremos que padecer...

Cuando a alguien se le ha dado algo y se ha acostumbrado a disfrutarlo, luego le cuesta soltarlo. No quiere. Se rebela. Se indigna. Puede que, en algunos casos, lo haga con razón. En otros, puede que huya de su propia responsabilidad.


El caso es que nos va a pasar a todos para hacer frente a lo que viene. No es catastrofismo, pero habrá que hacerse a la idea, porque probablemente no nos va a quedar otro remedio. Y con esto no quiero decantarme políticamente, ni aceptar el discurso de ningún partido. La economía sólo es un medio, una herramienta de trabajo. Primero son las personas y sus necesidades, aunque quizá tengamos que priorizarlas —las necesidades— porque no vamos a poder llegar a todas. Al menos, de momento. Cuanto antes lo asumamos, mejor.

Seamos sinceros. Los que sabían del tema ya lo tenían claro incluso antes de la crisis. Este modelo de estado de bienestar no era sostenible en el tiempo. La crisis y cinco millones de parados sólo ha adelantado los plazos de una muerte anunciada. Por poner un ejemplo, cuando estudiaba Derecho en 1984 ya se hablaba de quiebra del sistema de la Seguridad Social para el año 2013.

Tampoco es que toda la culpa sea del sistema económico. Al fin y al cabo, nos toca vivir en él, nos influye y afecta, pero uno es libre de hacer con su dinero lo que quiera. De endeudarse por encima de sus posibilidades, o no hacerlo. Y de la misma manera que no es justo que paguemos entre todos la irresponsabilidad de los gerentes de grandes instituciones, corporaciones y empresas, tampoco lo es que paguemos las irresponsabilidades de los ciudadanos.

Miren... Más allá de los problemas económicos están las personas. Nadie debe quedar desamparado. Nadie debe ser dejado atrás. Comenzando por los no nacidos y terminando con los ancianos y enfermos en estado terminal. Deberían existir criterios por encima de la simple política o la economía. Hay que apelar a la ética, a la conciencia, e incluso a la Fe. Y deberían existir políticos a la altura.

Porque no me parece de recibo que existan personas y partidos que intenten adueñarse de aquello que es patrimonio de todos. Me viene a la cabeza el Sr. Rubalcaba en un spot electoral diciendo que el futuro es patrimonio del PSOE. Mire, don Alfredo, ¡no me robe lo que no es suyo!, lo que yo no le he dado. Salvadores del mundo sólo hay uno, y transitó por esta tierra hace 2000 años. Fuera de Él, el futuro no es propiedad de nadie.

Menos acertada aún me parece la iniciativa de un alcalde del PP de entregar una paga extra a jubilados y mayores a tres días de las elecciones. Aunque puede que no tenga nada que ver y la paga esté legitimada en hechos anteriores, estas cosas no se hacen. En vísperas electorales, no.

Como tampoco se hace coger a un familiar anciano y llevarle a votar lo que él no quiere realmente. Hace cuatro años, y dentro de mi familia (extensa) tuve que ver cómo a una persona con alzheimer se le llevaba a votar, con unas papeletas que él nunca habría utilizado, porque el marido de la nieta iba en una lista. Y encima con coche oficial (el candidato era entonces concejal de un partido que empieza por “P” y acaba por “E”). Al año siguiente murió, pero ahora piensan hacer lo mismo con la viuda, que con la voz pequeña confiesa que ni quería ir a votar, como temiendo la reacción de una de sus hijas y de sus nietas...

Y por si fuera poco, ¿qué quieren? Algo no termina de oler bien en esta sociedad y en estas elecciones. Un número importante de personas denuncian que no han podido ejercer el voto por correo porque documentación o papeletas les han llegado tarde, o ni les han llegado. En bastantes lugares —mi casa, sin ir más lejos, y no vivo en las antípodas— no han llegado (¡y hoy es viernes!) sobres de cierta formación con logo en tonos azul. De los demás, sí.

Y oigan... Yo no tendré problema en coger las papeletas en mi colegio electoral, y llevarme un boli para marcar tres cruces en la del Senado... Pero para las personas mayores, es otra cosa. Elegir no será muy secreto si tienen problemas de vista (que es lo más común), y lo de las papeletas del Senado y las cruces, ni les cuento. Resultará curioso ver esta vez las diferencias en número de votos válidos y en blanco entre una cámara y otra.

Puede que sea casualidad. Puede que sea, incluso, por falta de previsión de ese partido político concreto. Pero es demasiado generalizado, ¿no les parece?

Resumiendo. Voten en conciencia. Voten lo mejor para todos, y no sólo para ustedes, para familiares o amigos. Dejen de lado ideologías y sentimientos. Piensen —algunos por primera vez— en todos, especialmente en aquéllos que no pueden alzar su voz para defenderse. Y después de votar, no piensen que ya han cumplido. Para salir de ésta vamos a tener que mojarnos todos...

Si lo hacen así, estaremos de acuerdo, si no, hoy, siéntanse aludidos: con ustedes, no estoy de acuerdo.

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