Un blog para la crítica respetuosa, que deja lo políticamente correcto a un lado y que denuncia y pone el acento en oponerse a aquellas actitudes y opiniones que, a juicio de su autor, no respetan la dignidad y los valores humanos. Las personas siempre son dignas de todo respeto; las opiniones, no.

viernes, 27 de abril de 2012

El riesgo de vivir demasiado


"Vivir hoy más años es un hecho muy positivo que ha mejorado el bienestar individual. Pero la prolongación de la esperanza de vida acarrea costos financieros, para los Gobiernos a través de los planes de jubilación del personal y los sistemas de Seguridad Social, para las empresas con planes de prestaciones de jubilación definidas, para las compañías de seguros que venden rentas vitalicias y para los particulares que carecen de prestaciones garantizadas".

Con estas palabras, comienza el FMI el resumen sobre su informe El impacto financiero del riesgo de longevidad. Si no fuera por la que está cayendo...

El mismo Fondo Monetario Internacional que insiste en recortes, recortes y más recortes (que no digo yo que no haya que hacerlos) se acaba de dar cuenta de que se podría estar subestimando el incremento en la esperanza de vida, lo que provocará que cuando los trabajadores actuales comiencen a jubilarse, no haya suficiente dinero para pagarles.

¡Menuda novedad! En 1984 una catedrática de Economía del Derecho, y posteriormente ministra socialista de cultura, ya explicaba en clase la insostenibilidad del sistema de Seguridad Social. Incluso había quienes se atrevían a poner fecha para la quiebra: 2013. Es una suerte —si nos fiamos de los mayas y los agoreros de turno— que el mundo se vaya a acabar en diciembre de este año, porque si no...

La verdad es que no es para tomárselo a broma. No creo que podamos tomarnos a broma las políticas económicas que consideran que vivir más años es un problema. Y no es para tomárselo a broma, porque fueron esas mismas políticas las que hace ya bastantes décadas comenzaron a fomentar un suicida control de la natalidad, que es la otra parte de la ecuación en la quiebra del sistema y que ya estaba presente en 1984.

¿Lo próximo que va a ser? ¿El control de la longevidad? ¿Habrá que pagar una tasa o impuesto especial por vivir más años de la edad autorizada? ¿Incentivaremos la eutanasia por voluntad propia? ¿O lo haremos gratis y por decreto-ley? ¿Convocamos un suicidio colectivo? Perdonen, porque no quiero frivolizar con estas cosas, pero a este paso, que te diagnostiquen una enfermedad mortal que acabe con tu vida antes de la edad de jubilación va a ser una liberación: ya no tendrás que preocuparte sobre cómo vas a sobrevivir cuando el Estado no pueda pagarte tu pensión y tus hijos —si es que los tienes— no puedan —o quieran— cuidarte. Insisto: perdonen si puede parecer una vanalización.

Algo anda muy mal a nivel global, y no sólo en España. Y no hablo sólo de esta crisis económica de la que saldremos, tarde o temprano. Recuerdo aquellos felices años de mi adolescencia cuando los medios de comunicación de la época nos invadían con bucólicas visiones futuristas sobre cómo iba a ser nuestra vida en unos años. Nuestro problema iba a ser decidir en qué ocupar nuestro tiempo libre, porque la tecnología iba a encargarse del resto: del trabajo y de unas fantásticas condiciones de vida. ¡Vanidad de vanidades!

La vida es una bendición, señores del FMI. Por arriba y por abajo. No somos fichas en un tablero de ajedrez. Nadie es prescindible.

Donde unos fracasan por coartar la libertad individual y la sana ambición de ser y vivir mejor, otros lo hacen al ahogarnos en una espiral competitiva que transforma la vida en un concurso en el que sólo puede haber un ganador, en busca de premios que nos garanticen la felicidad.

¡Asúmanlo! Con o sin manifestaciones, con mayor o menor indignación, la vaca está escuálida y ya no da más leche. No se trata de traer otra o exprimir la del vecino. A lo mejor hay que cambiar de dieta. A lo mejor hay que buscar agua en otros cielos, porque éste que hemos creado está seco y no puede dar ni una gota...

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