Un blog para la crítica respetuosa, que deja lo políticamente correcto a un lado y que denuncia y pone el acento en oponerse a aquellas actitudes y opiniones que, a juicio de su autor, no respetan la dignidad y los valores humanos. Las personas siempre son dignas de todo respeto; las opiniones, no.

viernes, 13 de abril de 2012

No es para eso


Que existen grupos que se dicen cristianos —y hasta católicos— que apoyan el aborto en base a un derecho de libre elección no es ninguna novedad. Lo que sí resulta novedoso es la iniciativa de utilizar la oración a Dios para esta causa. Como lo oyen. O mejor, como lo leen.

El Humboldt County Clergy for Choice, una de estas asociaciones de clérigos por la libertad de elección, con el apoyo de la International Planned Parenthood Federation (un grupo de unas 800 clínicas donde además de ofrecer educación sexual realizan “interrupciones de embarazos”), ha lanzado en Estados Unidos una campaña de 40 días de oración —como contrapeso a las que desde hace años organizan los grupos pro-vida— para rezar “por las mujeres para quienes un embarazo no es una buena noticia, para que sepan que tienen opciones”, o para que las gestantes no escuchen a los “violentos” —sic— pro-vida, para que los médicos abortistas puedan realizar su labor sin miedo a problemas legales, o para que los estudiantes de medicina aprendan a realizar abortos “seguros y saludables”.

Personalmente, no me cabe en la cabeza que un cristiano pueda manifestarse a favor de acabar con la vida de otra persona, haya o no nacido... Pero querer implicar a Dios, a través de la oración, me parece increíblemente tan despreciable como inútil. Dudo que el Dios del Amor y de la Vida escuche ni una sola de estas oraciones.

Pedir a Dios la libertad de elegir supone no haber entendido nada. Ya somos libres de elegir. Dios nos creó y nos otorgó esa facultad. Ningún gobierno o ley te la puede dar. Es tuya por el hecho de ser hombre, o mujer.

Pero si bien la libertad es absoluta, su ejercicio no está exento de límites. La libertad no es un fin, sino un medio. Sin libertad no habría verdadero amor. Por eso nos hizo libres: para que pudiéramos amarle y cercarnos a Él.

Está bien querer ser libre para alcanzar a Dios. Incluso Él mismo tolera que le rechacemos, porque nos ama tanto que no quiere forzarnos a nada que realmente no queramos. Pero el problema es cuando en nuestras elecciones hay terceros implicados. En este caso, el niño por nacer.

La voz de los pro-vida, en este caso, es un eco de la voluntad de Dios expresada en un categórico y sin excepciones “no matarás”. Y la defensa de políticas y leyes con este sentido responde a la misma orientación.

De verdad que no encuentro calificativos para el hecho de orar para que alguien pueda decidir que otra persona muera. Sinceramente, no creo que la oración sea para eso, no.

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