Un blog para la crítica respetuosa, que deja lo políticamente correcto a un lado y que denuncia y pone el acento en oponerse a aquellas actitudes y opiniones que, a juicio de su autor, no respetan la dignidad y los valores humanos. Las personas siempre son dignas de todo respeto; las opiniones, no.

viernes, 4 de mayo de 2012

Sueldos


Los españoles solemos mentir sobre cuestiones económicas. No sólo a Hacienda, también entre conocidos. Y depende del contexto, solemos pintar nuestro estado financiero mucho mejor o mucho peor de lo que es realmente. Pero déjenme contarles una historia real que, aunque pueda encerrar cierta exageración, no deja de ser trágicamente posible.

Es la historia de una limpiadora, una empleada de una de esas empresas que se encargan del mantenimiento de oficinas públicas y privadas. Para estas últimas, resulta más económico contratar los servicios de esas empresas que tener limpiadoras en nómina. Económicamente puede ser más que justificable.

El problema es que esta mujer, mayor y viuda, se dedica a realizar suplencias. Es decir, ni siquiera tiene un contrato permanente con la empresa de limpieza, sino pequeños contratos temporales cuando hay bajas o sobrecarga de trabajo. La mujer tiene dos hijas. Una de ellas, la pequeña, todavía estaba estudiando en la Universidad, pero ha tenido que dejar de hacerlo: o se ponía a trabajar o perdían la casa. La hipoteca, ya saben.

Quizá la mujer exageraba, pero entre las tres dice que ingresan mil euros al mes. La verdad es que incluso siendo el doble la situación clamaría al cielo. Pero es que tienen suerte. Tienen trabajo. Casi dos millones de hogares en este país no tienen nada.

Todo el mundo debería tener un trabajo. Y ganas y responsabilidad en su desempeño, porque de todo hay. Y deberían cobrar un sueldo digno, suficiente.

No voy a decir que todo el mundo debería cobrar lo mismo. Ni tampoco que no hay trabajos que deben ser mejor remunerados que otros. Pero hay límites, por debajo, que nunca deberían sobrepasarse. No es ético. No es justo. Sencillamente. Hemos perdido el norte, la dimensión correcta de las cosas.

Y no crean que les hablo desde la mala conciencia por cobrar un gran e indecente sueldo. Lo cierto es que trabajando mi mujer y yo, en neto, apenas ingresamos 2.100 euros entre los dos. Es mucho más que la familia de la limpiadora. Probablemente también son muchas más las horas en nuestro caso. Pero no es ningún gran sueldo... ¡y somos unos privilegiados!

¿Entienden cuál es el problema? Considerar que un trabajo y un salario de mil euros al mes es un privilegio. Ése es el problema. No digo que no deban cobrar más..., pero ¿no hay demasiadas personas que cobran demasiado en comparación? Que una persona a mi lado cobre 9.000 euros al mes no significa que, entre los dos, cada uno gane 5.000 euros de media.

La dignidad del trabajador comienza por su sueldo. Sin eso, el “buen rollito” del jefe sólo es palabrería.

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