Un blog para la crítica respetuosa, que deja lo políticamente correcto a un lado y que denuncia y pone el acento en oponerse a aquellas actitudes y opiniones que, a juicio de su autor, no respetan la dignidad y los valores humanos. Las personas siempre son dignas de todo respeto; las opiniones, no.

sábado, 10 de noviembre de 2012

No va bien, no


Algo no termina de ir del todo bien. Tengo a una persona muy cercana que, últimamente comienza a sentirse demasiadas veces "voz que clama en el desierto". Aunque, como él mismo reconoce, no llega a la altura de Juan el Bautista y se queda, como mucho, en "mosca cojonera".

Este conocido me relató cómo el pasado lunes, durante el rezo del Angelus en el lugar en que trabaja (no me negarán que no les doy pistas), entró un hombre de ésos que van por bares y terrazas dejando "papelitos" en los que comparten su propia tragedia personal y que luego pasan a recoger junto con algunas monedas que alguien les quiera dar. Precisamente, el Evangelio de ese día relataba la parábola de los invitados que se excusan para ir al banquete, mandando el señor que entrarán entonces los pobres...

El relato de mi amigo se debatía entre la indignación y el desasosiego. No porque aquel hombre hubiera osado interferir en el rezo diario a la Virgen, sino porque nadie, ni él mismo, fue capaz de acogerlo y escucharle al menos en ese mismo instante. En lugar de cruzar el hall en su búsqueda cuando fue invitado discretamente a abandonar el lugar, mi amigo lo hizo al terminar la oración, cuando -obviamente- no le encontró.

Aquel hombre se fue en silencio. No montó una escena. ¡Qué testimonio le dieron, le dimos, es otra cuestión! En realidad, es la cuestión. Dice este conocido mío que algo va mal cuando se nos llena la boca con "evangelización", pero no reconocemos a Dios cuando entra por la puerta. Podemos hacer muchas obras, y estar comprometidos en mil acciones (seguro que todos los que estaban aquella mañana trabajan por el Reino), pero fallamos cuando nos sorprenden, cuando Dios se sale del programa.

Y la verdad es que yo también comparto en buena medida su opinión... Un 70% de la población española se sigue reconociendo católica. El porcentaje disminuye al 20% si hablamos de práctica sacramental más o menos periódica. Es cierto que existen pequeños milagros anónimos y desapercibidos todos los días..., pero nos falta testimonio. Nos falta hablar con las manos, con los brazos, con las piernas, con el corazón, con el alma. Con el bolsillo, si es necesario, que lo es.

Y es que, aunque sólo fuéramos un 5%, como la levadura entre la masa, nuestro hacer debería dejarse notar. Algo no anda del todo bien cuando mi amigo me cuenta un caso en el que ocurre todo lo contrario.

Si la sal se vuelve insípida...

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