Hoy, no

Me van a disculpar todos, pero hoy, no...

Hoy es Viernes Santo y no hay palabras. No quedan. No caben.

Disculpen, pero les dejo con el silencio. De hecho, es muy recomendable, extremadamente difícil y, definitivamente inquietante.


En el silencio, estamos solos. Y ante la soledad sólo podemos escuchar dos voces: la nuestra, y la de Dios.

Los dejo con el silencio. Aprovéchenlo. Les invito, sobre todo, a escuchar la voz de Dios y la de su interior al contestarle...

Y si no puede ser..., al menos, guarden silencio.