Manías persecutorias

A veces pienso que no tenemos remedio.

Es que das una patada en el suelo y salen hasta de debajo de las piedras. A las tonterías, me refiero. No quiero pensar en al existencia de otras oscuras razones, porque en ese caso, la tontería se transformaría en estupidez suicida. Hago notar que califico los hechos, no a las personas responsables de los mismos. Hasta el más inteligente ser humano es susceptible de hacer o decir tonterías. Y siempre he creído que las que merecen respeto son las personas, no las ideas.

El caso es que en nombre de la modernidad —o “modarnidad”, pues más parece un peldaño más en la moda recurrente a lo largo de la historia de perseguir cristianos y todo lo que suene a cristiano— al gobierno australiano no se le ha ocurrido otra cosa que proponer el cambio en los libros de texto escolares de las referencias —en las fechas— a “antes” o “después” de Cristo por “antes de la Era Común”, o “en la Era Común”.


Perdonen la reiteración, pero ¡qué gran ejercicio de sentido común! Lo raro es que no se les ocurriera antes en España. ¡Alguien debería dimitir por este descuido! O ser cesado. De hecho, no descarto una tramitación rápida de una ley en nuestro país que obligue a este cambio. El problema es que el curso acaba de comenzar y los libros ya están impresos...

Vamos a ver, señores australianos, ¿qué es lo quieren ustedes cambiar?; ¿qué es lo que pretenden?; ¿a qué aspiran?. Incluso las culturas y civilizaciones con calendarios propios hace tiempo que aceptaron y usan —simultáneamente— la contabilidad “cristiana” del tiempo. De hecho, en su propuesta, ni siquiera eso va a pasar. El hecho determinante seguirá siendo el nacimiento de Cristo. ¡Sólo van a borrar su Nombre! y crear una enorme confusión y descontento.

De verdad que no estoy al tanto de las más novedosas corrientes historicistas, pero esto de “Era Común” es la primera vez que lo oigo. Y además, me parece un término de lo más anodino y desacertado...

Porque si lo que pretendían era no “incomodar” a ateos y fieles de otras religiones, en realidad consiguen lo contrario al marcar el inicio de una era común, de una historia común de la Humanidad en el hecho del nacimiento de Cristo. Quitan el nombre, pero no el hecho determinante y, encima, convierten ese hecho en “común” para todos.

Si lo que pretendían era callar su Nombre, en un vano intento de que el silencio haga el olvido, se equivocan de palmo a palmo. El mundo seguirá llamando a Dios por su nombre. Lo hizo antes de los libros de texto, y lo seguirá haciendo hasta el fin de los tiempos.

Si lo que pretenden es crear las bases para, más adelante, negar la propia existencia de Jesucristo y —por tanto— la de Dios, espero que el Día del Juicio Él tenga piedad de sus almas. Y que no tengan que examinarse de Historia, salvo que consigan hacer desaparecer las pruebas de un hecho histórico del que prácticamente nadie se atreve a dudar. Puede que ése sea su próximo paso.

¡Pero qué manía con sacar a Dios de nuestras vidas!

Lo dicho. Das una patada y surgen hasta de debajo de las piedras...