Un blog para la crítica respetuosa, que deja lo políticamente correcto a un lado y que denuncia y pone el acento en oponerse a aquellas actitudes y opiniones que, a juicio de su autor, no respetan la dignidad y los valores humanos. Las personas siempre son dignas de todo respeto; las opiniones, no.

viernes, 6 de enero de 2012

"Good enough"


Quédense con la expresión porque se está poniendo de moda. Al menos, en lo referido a lo tecnológico.

Traducido, vendría a ser algo así como la calificación de un producto como “suficientemente bueno” para las necesidades del usuario o comprador. Y no me negarán que, en ese sentido, parece ser un argumento acertado. Recién abiertos los regalos de Reyes y encarando la cuesta de enero, más de uno pensará que quizá podría haberse ahorrado algún que otro “capricho”, o haber escogido una opción, quizá con menos prestaciones a las que puede que nunca llegue a sacar partido, pero sí más barata...

Esta máxima, que parece surgida del más puro sentido común, ha tenido a lo largo del tiempo numerosas formas de expresarse. Puede que la primera que se le ocurra a más de uno sea la de “lo mejor es enemigo de lo bueno”. Y también tienen algo de este concepto aquéllas que decían que “quien mucho abarca, poco aprieta”, o el de “la avaricia rompe el saco”...

Obviamente, todo esto es aplicable no sólo al mundo de la tecnología, sino también al resto de aspectos de nuestra vida: lo político, lo social, y también lo espiritual, por supuesto. Y aquí es donde surge un “pequeño” problema. En las cosas espirituales, en nuestra relación con Dios, en el cuidado y manejo de nuestra alma y nuestra vida inmortal, ¿es aplicable esto del “good enough”?

Con “good enough” ponemos el acento en al persona, en sus necesidades. Y eso está bien, siempre que no signifique limitarnos. Lo que hoy es bastante, mañana puede no serlo. Y nuestra elección de hoy puede marcar el resto...

¿Acaso se puede ser “suficientemente” buen cristiano? ¿Acaso se puede ser “bastante” santo? ¿Acaso no miró Jesús con ternura al joven rico y le propuso un camino para ser “perfecto” y no “suficientemente bueno”?

Lo que parece una recomendación positiva y que tiende a contrarrestar un desmedido y real consumismo suicida, aplicado a nuestras vidas, puede devenir en un conformismo, autocomplacencia y adormecimiento de nuestras conciencias aún más peligrosos. Porque si admitimos que “lo mejor es enemigo de lo bueno” acabamos de condenar a una guerra fratricida a “lo bueno” contra “lo perfecto”. Acabamos de encontrar una justificación ideal para quedarnos como estamos, para desestimar el esfuerzo y el afán de superación, para renunciar a la búsqueda de la perfección.

Lo que quizá hoy nos parece el “tope” mañana nos puede cortar las alas. Imagínense a Miguel Angel dejando la Capilla Sixtina “a mitad” porque el resultado ya era “suficientemente bueno”...

Por eso, cuando alguien me pide consejo sobre un producto tecnológico siempre le digo que que pondere cuatro aspectos: sus necesidades de hoy, las que puede imaginar para el futuro, las que no puede ni soñar hoy, y sus posibilidades económicas. Después, se trata de buscar el “gadget” perfecto que, obviamente, no existe...

Con nuestro ser cristiano deberíamos hacer algo parecido: pensar en nuestras posibilidades hoy, pensar en qué aspectos podemos esforzarnos en mejorar para el futuro, mantener una actitud abierta ante nuevas llamadas que hoy no podemos ni imaginar, y no guardar ninguno de nuestros “talentos” para más adelante.

Sencillamente con el “good enough”, para nosotros, no estoy de acuerdo...

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