Un blog para la crítica respetuosa, que deja lo políticamente correcto a un lado y que denuncia y pone el acento en oponerse a aquellas actitudes y opiniones que, a juicio de su autor, no respetan la dignidad y los valores humanos. Las personas siempre son dignas de todo respeto; las opiniones, no.

viernes, 29 de junio de 2012

No lo llame trabajo


No les quiero quitar la ilusión ni a él, ni a sus padre, ni a su madrina, pero es que tengo un sobrino que acaba de hacer las pruebas del “selectivo” —ya sé que ya no se llama así, pero es básicamente lo mismo— y quiere estudiar ciencias políticas, porque aspira a dedicarse a la política. obviamente ya tiene escogida la formación —la del marido de su madrina— y si todavía no tiene carnet es porque es menor de edad...

Que alguien decida dedicarse a la política no es malo. Que alguien que empieza ahora a estudiar una carrera quiera ser político profesional, sí. De personas que viven de la política —es decir, de todos— ya tenemos muchos. Quizá demasiados. Probablemente sería más saludable que uno tuviera su trabajo o negocio y se dedicara vocacionalmente a eso de gestionar la cosa pública, admitiendo incluso que pudiera compensarse económicamente su dedicación a estos asuntos.

Considerar la política una profesión, un trabajo, una forma de buscar el sustento y costearse los “lujos” de una vida de bienestar, no nos ha traído nada bueno. La “profesionalización” de ninguna vocación lo ha hecho nunca. Y no va a hacerlo.

viernes, 22 de junio de 2012

Disculpe, pero necesito pensarlo


Hoy me van a perdonar si más que un “disculpe, pero no” es un “disculpe, pero necesito pensarlo, porque es que no termino de tenerlo claro”. Ya sé que un título así es un poco más largo y menos impactante. Llevo ya varias semanas dándole vueltas. Así de espinosos son los temas que quiero proponerles para que reflexionemos juntos, que en el fondo, es de lo que se trata. Yo, en voz escrita, y ustedes con oídos lectores. Verán cómo, de alguna manera, todos están relacionados.

Comenzaremos con Italia. En el segundo de los terremotos que afectó al país el pasado mes de mayo falleció un sacerdote, en la localidad de Revoreto, mientras inspeccionaba junto a dos bomberos los daños en su iglesia y trataba de recuperar una imagen de la Virgen, muy querida por sus feligreses. Una réplica inesperada hizo que se desplomase una viga sobre Iván Martini, nombre del fallecido. Y a mí me asalta la duda: ¿ese sacrificio valía la pena? ¿Recuperar la imagen de la Virgen, por muy venerada y querida que ésta fuera, valía la vida de un hombre de Dios?

A priori les diré que soy de los que piensan que no existe ni una sola causa en el mundo por la que merezca la pena matar, y probablemente sólo una —con diferentes variables— por la que valga la pena morir.

viernes, 15 de junio de 2012

¿Empleados o súbditos?


Leo la entrevista a la directora comercial de un “grupo líder en selección especializada de personal” para empresas, realizada con motivo de la presentación de la “Guía Salarial 2012” que recoge los resultados de “encuestas a más de 6.000 profesionales y 1.000 empresas de nueve grandes sectores de la economía española, de las que el 48% eran nacionales y el 52% multinacionales”.

El titular no tiene desperdicio: “Los empresarios valoran ahora más la lealtad que la motivación”. A bote pronto: ¡así nos va! O también: ¿y ahora se enteran? O ambas...

Cuenta Steve Wozniack —el co-fundador no tan conocido de Apple— que el gran mérito de Steve Jobs era conseguir involucrar y motivar a cuantos trabajaban con él de tal forma que eran capaces de conseguir lo que ni siquiera se atrevían a pensar que estaba a su alcance o se podía hacer. La motivación que contagiaba Jobs era el propio proyecto.

Miren dónde está Apple hoy —tampoco se va a quedar ahí toda la vida— y todo lo que ha sido capaz de hacer —por mucho que se empeñen sus detractores— a lo largo de la historia de los últimos 36 años. Y comprueben cómo el declive de la compañía —entre 1991 y 1998— que casi la lleva a la quiebra se produjo cuando Jobs abandonó las tareas de dirección y fue despedido de su propia empresa.

¿Conclusión rápida? El éxito o el fracaso de cualquier tarea o proyecto depende de la valía y motivación de aquéllos que lo llevan adelante, y la función de cualquier equipo directivo es cuidar de que ambas condiciones estén presentes.

viernes, 8 de junio de 2012

Despedidos


Se trata de una teoría que nunca ha dejado de estar presente, ya que tiene su origen en, probablemente, el pecado capital universalmente más extendido: el egoísmo. Según leo en El Mundo, un grupo de científicos la ha vuelto a rescatar en la revista Nature...

A cuenta del cambio climático y la conservación del planeta, y aderezada con algunas medidas razonables y de sentido común, han vuelto a culpabilizar al ser humano —concretamente al crecimiento de la población mundial— de todos los males, incluido el futuro fin del mundo, al menos tal y como lo conocemos. Incluso se atreven a poner fecha al “punto de no retorno”: el año 2045.

Para mí, de verdad, todas estas teorías catastrofistas tienen un “punto” que me anima. Si se cumplen en esos plazos no voy a tener que preocuparme por mi jubilación, ni por quién cuidará de nosotros cuando no podamos valernos. ¡Y eso es solo medio en broma, desgraciadamente!

viernes, 1 de junio de 2012

Bueno y mejor


Quiero presentarles dos buenas iniciativas hoy. No. No se han equivocado. Creo que son dos buenas ideas, capaces de dar buenos frutos, pero que podrían ser mejores. así que, aunque sea con la boca más pequeña de lo habitual, disculpen, pero no.

El pasado fin de semana un total de 15 empresas —bueno, algunos de sus empleados— competieron en la V edición de los “Torneos Interempresas Contra el Hambre” organizados por la ONG “Acción contra el Hambre”.

Se trata de una competición deportiva (fútbol, pádel, golf y carreras) en la que las empresas participantes aportan una cuota que oscila entre 1.000 y 6.500 euros por inscribir a sus equipos. Gracias a éstas, se han conseguido 40.000 euros para proyectos de lucha contra la desnutrición de la asociación, lo que equivale al tratamiento nutricional necesario para salvar la vida de 1.000 niños, según datos de la ONG.