Un blog para la crítica respetuosa, que deja lo políticamente correcto a un lado y que denuncia y pone el acento en oponerse a aquellas actitudes y opiniones que, a juicio de su autor, no respetan la dignidad y los valores humanos. Las personas siempre son dignas de todo respeto; las opiniones, no.

viernes, 1 de julio de 2011

Falsos debates


A vueltas con el proyecto de ley del Ministerio de Sanidad sobre la “muerte digna”, los medios de comunicación se han lanzado a abrir debates populares sobre la cuestión. Debates en la mayoría de los casos falsos, que parten de premisas erróneas o manipulados en su planteamiento.

Miren si no la foto que les adjunto con un “pantallazo” de una encuesta que un medio realiza por Internet a nivel nacional. Con preguntas así, ¿cuál es el debate? Porque el enunciado es maquiavélico, casi diabólico.


Es lo que tienen las encuestas: para conseguir los resultados deseados debes aprender a formular las preguntas adecuadas. Con preguntas de esta índole no será difícil llegar a conclusiones “populistas” basadas en que la mayoría de los encuestados opina que la voluntad del paciente prima sobre la del médico. Si hasta yo opino lo mismo.

Porque, vamos a ver: ¿quién no cree que la voluntad del paciente debe primar sobre la del médico? Es que para eso no hace falta ni pensar en las situaciones extremas en las que nos debatimos entre la vida y la muerte, el dejar que la naturaleza siga su curso o facilitar y poner los medios para dar fin a una vida. ¿Alguno de nosotros hace caso al médico en todo? Uno va al médico y después decide si sigue o no el tratamiento. La pregunta tiene trampa, si éste es su sentido.

Pero existe otro interés en esta pregunta que es todavía peor y que no es fácil de detectar. ¿Por qué no se pregunta directa y abiertamente si a usted le parece bien que un médico deba ser obligado a provocar la muerte de un paciente porque ésta es la voluntad de este último? O sin llegar a ese extremo, si debe recetarle lo que el paciente le pide.

Porque no piensen en un enfermo terminal y postrado en una cama para el resto de sus días. Si la voluntad del paciente puede imponerse a la del médico, una persona con voluntad suicida puede acudir al ambulatorio para que le receten un veneno indoloro. O un adicto a los estupefacientes, para lo suyo.

Y fíjense que no he entrado en cuestiones morales ni religiosas. No he esgrimido que, como cristiano, lo tengo claro: mi vida pertenece a Dios y sólo a Él le corresponde la decisión sobre su final. Y eso no significa alargar la vida y el sufrimiento más allá de lo natural, que es otro “sanbenito” falso que se nos cuelga a quienes no comulgamos con la eutanasia y el aborto.

Pero es que, simplemente con criterios jurídicos, no es lo mismo defender la libertad de un paciente para seguir o no un tratamiento médico que plantear la obligación de un facultativo de obedecer la voluntad de un paciente cuando ello vaya contra sus propios principios éticos y morales.

Y me da igual quién le pague el sueldo al médico. El médico no es un esclavo. También al paciente —si es funcionario o empleado público— le podría estar pagando el sueldo yo...

¡Incluso le pago a los políticos que piensan, defienden y redactan leyes contrarias a mi conciencia! ¿Para cuándo más casillas para poner cruces en la declaración de la renta?

No hay comentarios:

Publicar un comentario