Un blog para la crítica respetuosa, que deja lo políticamente correcto a un lado y que denuncia y pone el acento en oponerse a aquellas actitudes y opiniones que, a juicio de su autor, no respetan la dignidad y los valores humanos. Las personas siempre son dignas de todo respeto; las opiniones, no.

viernes, 2 de marzo de 2012

Voluntariado y trabajo


Existe una fina línea no escrita entre lo que puede ser objeto del voluntariado y lo que debe ser considerado como un puesto de trabajo. El problema es que, entre unos y otros, la línea se ha ido difuminando de tal manera que ahora hay personas que se ganan la vida realizando actividades de voluntarios, y voluntarios que —quizá— se ocupen de cosas por las que se debería pagar un salario a una persona.

La cosa no es sencilla. Y en tiempos de crisis y con cinco millones de parados, menos. Un nuevo proyecto del Ayuntamiento de Madrid ha levantado las suspicacias de sindicatos y empleados públicos. Se trata de una iniciativa que permitiría a las bibliotecas municipales contar con voluntarios en labores de apoyo.

Insisten desde el Ayuntamiento en que ningún voluntario sustituirá a un trabajador. Pero desde el otro lado se argumenta que si esas labores de apoyo son necesarias lo que debería hacerse es contratar a parados para hacerlas. De hecho, en otros municipios los Ayuntamientos están remunerando a parados por realizar trabajos sociales comunitarios. Aunque también se dan casos —recuerdo haber visto algo en televisión, pero no el nombre del pueblo— en los que los vecinos se han organizado para mantener limpias las calles con el fin ahorrar en el presupuesto de limpieza municipal.

De verdad que no es fácil.

Todos necesitamos “trabajar” y sentirnos útiles, pero hay quién necesita que le paguen un salario por eso y hay  quién no. ¿Cómo se le puede decir a un voluntario que no puede ofrecer su labor gratuitamente? ¿Acaso alguien tiene derecho a decirnos dónde y cómo podemos ejercer nuestra gratuidad?

Por el contrario, también, ¿cómo puedo decirle a un parado que no puedo contratarle para una labor porque eso ya lo está haciendo un voluntario? ¿Dónde están los límites? ¿Dónde ha quedado la delgada línea?

Quizá la empezamos a diluir cuando en asociaciones de caridad y sin ánimo de lucro comenzamos a mezclar voluntarios gratuitos y remunerados cubriendo las mismas funciones o muy similares. O cuando lo “social”, que siempre había sido voluntario, pasó a ser un trabajo incluso con titulación académica.

No es fácil tomar partido, no.

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